10 derechos de los lectores

Daniel Pennac, un tío bastante majo, maestro de la pública francesa y escritor, enunció los derechos de los lectores en su manuscrito Como una Novela. Estos se pueden entender como aquellas acciones indisolublemente unidas al hecho de ser lector y que cada uno de nosotros, como lectores, podemos esgrimir y utilizar a nuestro antojo en todo momento. Y siendo este un blog de literatura (a ratos), me ha parecido buena idea traerlos para darlos un poco más a conocer. Obviamente la declaración de los derechos de los lectores no está ratificada por organismos internacionales ni se libran guerras en su nombre, pero merece la pena creo que merece la pena conocerlos. 
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Daniel Pennac, autor de los Derechos de los Lectores
Para organizarlo todo un poco más, dividiré estos derechos en 3 grupos: los derechos de los lectores en relación a los libros, los derechos de los lectores en relación a la lectura y los derechos de los lectores en relación a cómo leer. Estos grupos son un añadido de la casa y están abiertos a discusión, pero me parecen lo suficientemente razonables como para utilizarlos. Además cada derecho estará brevemente comentado para intentar aportar un humilde granito de arena a su entendimiento. Tras esta breve introducción, comienzo con la lista: 
  • 1. Derecho a no leer: Tenemos derecho, tanto durante nuestra formación como durante nuestra vida a no leer, a dejarlo por temporadas largas o incluso indefinidamente. No se puede obligar a nadie a que le guste leer, como mucho se le puede aconsejar, al fin y al cabo, la lectura siempre estará ahí si queremos volver a ella.
  • 2. Derecho a saltarse páginas: ¿Nunca has estado leyendo y te ha parecido aburridísima una escena o capítulo aun gustándote el libro en su conjunto? Pues por eso tenemos este derecho, porque los autores pueden equivocarse al escribir o simplemente puede no apetecernos leer un determinado fragmento que apenas aporta (te miro a ti Tom Bombadil). 
  • 3. Derecho a no terminar un libro: Hay una especie de fetiche con los libros y acabarlos, cuando con muchas otras cosas similares no lo hacemos. Quitamos una película si nos aburre, dejamos una serie en los primeros capítulos si es mala, cambiamos de canción si no nos gusta,… ¿y por qué no con un libro? Realmente no hay motivo y siempre hay otro que nos puede gustar más. 
  • 4. Derecho a releer: ¿Quién no ha vuelto a una novela a enamorarse de nuevo de ella?¿Quién no ha vuelto a otra y se ha dado cuenta de que era malísima? Releer sirve para recordar glorias pasadas, para afinar nuestros gustos y para darnos cuenta de cuánto hemos cambiado, es un placer, un derecho y una de las mayores alegrías dentro del mundo de la lectura. 
Estos cuatro primero son los derechos de los lectores en relación a los libros como instrumentos para el placer y fundamentan un tipo de ocio capaz de darnos grandes momentos siempre que seamos conscientes de que lo hacemos por placer. 
  • 5. Derecho a leer cualquier cosa: Lee, aventúrate, que siempre tendrás los cuatro derechos previos para salvarte en caso de que te hundas demasiado. Nunca digas no a probar un libro, un género, un estilo o una colección hasta haberlos probado. Quizá el ensayo sea más interesante de lo que parece, o la poesía más evocadora. Quizá siempre quisiste perderte en una novela de aventuras, de misterio, de crímenes o quizá Aristófanes escribió exactamente lo que quieres leer. No lo sabrás hasta que pruebes, y cuanto más pruebes más sabrás. 
  • 6. Derecho al bovarismo (de Wikipedia: Se entiende por bovarismo o síndrome de madame Bovary al estado de insatisfacción crónica de una persona, producido por el contraste entre sus ilusiones y aspiraciones y la realidad, que suele frustrarlas.): Tenemos derecho a buscar, si es necesario durante toda nuestra vida esa novela, ese ensayo, ese poema perfecto y no debemos sentirnos mal por no haberlo encontrado, porque quizá ni siquiera se haya escrito, pero mientras sigamos buscando seguiremos leyendo y eso no puede ser malo. 
Estos dos derechos intermedios son derechos en relación a la lectura como forma de autoexploración y autoconocimiento: leer nos ayuda a entendernos mejor y a conocernos mejor, además de todo lo demás que consigue. 
  • 7. Derecho a leer en cualquier sitio: Leamos siempre que podamos y en cualquier lugar porque es muy fácil. Leamos sin miedo a que nos miren mal, sin miedo a que se nos rompa el libro y sin miedo a hacer valer cualquiera de los otros derechos, porque cuando mejor se lee es cuando se quiere leer. 
  • 8. Derecho a hojear: ¿Acaso debemos dejar de probar cucharaditas de comidas nuevas para ver si nos gustan? Pues no hay motivo para no hojear cualquier libro que nos encontremos por ahí (con el debido permiso, claro), porque así quizá encontremos un manjar. Los libros se hicieron para leerlos y si sus dueños no quieren, no pueden o ya lo han hecho, quizá les consigamos encontrar una segunda vida. 
  • 9. Derecho a leer en voz alta: Sea porque no tenemos demasiada práctica, porque no entendemos algo en concreto, porque nos apetece o porque queremos compartir lo que leemos, leer en voz alta ayuda en muchas situaciones y nunca debería ser un problema, estando solo o con otros dispuestos a escuchar. 
  • 10. Derecho a callarnos (o derecho al silencio): Estar tranquilo, conversando con un libro a tu ritmo y sin distracciones es uno de los placeres de la vida y uno que debemos preservar como oro en paño en este mundo loco y rápido. Leed en silencio, solos o acompañados y rozaréis la ataraxia. 
Estos últimos derechos son los derechos de los lectores en relación a cómo leer y pretenden asegurar que la técnica de lectura se amolde a cada lector como considere necesario para disfrutar la experiencia lo máximo posible. 
Con estos diez derechos Pennac intenta crear un marco en el que la lectura resulte un placer para cualquiera que pretenda acercarse a ella, entendiendo (de forma acertada en mi opinión) que la lectura obligada mata el gusto por la misma y que quien lo desee debe poder leer libremente al igual que quien no lo desee debe poder no hacerlo. Acercad los libros a las personas, no las personas a los libros y conseguiréis más lectores. Si a lo ancho y largo del mundo hay tantos lectores, tantos dispuestos a intentar que otros lean es porque en la lectura cada uno es capaz de encontrar algo que cree que merece lo suficiente la pena como para compartirlo, y creo que pocas cosas hay en esta vida más valiosas que esa.