Primero como tragedia…

Marx dijo que la historia se repite: la primera vez como tragedia, la segunda, como farsa. Y la verdad es que teniendo en cuenta algunas noticias actuales es bastante probable que tuviera razón. Día a día vemos como la historia reciente se repite y se replica sin que parezca haber una salida. 
¿Recordáis el 15- M? El pueblo había hablado, las cosas iban a cambiar y se respiraba un aire de regeneración democrática (si es que eso significa algo). El bipartidismo se hundía y todos estábamos contentos y felices porque parecía que no sólo éramos nosotros: Grecia pasaba por un proceso similar, las “primaveras árabes” llevaban libertad a la siempre necesitada África y Europa renacía de sus cenizas para enarbolar de nuevo la bandera con los ideales de la revolución francés: Igualdad, Libertad, Fraternidad. El mundo era maravilloso, la crisis acababa y todos estábamos ansiosos por demostrarle a Fukuyama que la historia no había acabado todavía. Era la nueva revolución, la revolución del pueblo gracias a la democratización de la información, éramos plurales, distintos, modernos y nos guiaban sentimientos e ideales perfectos. Y luego todo se vino abajo. 
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15-M en Madrid
El bipartidismo no se agrietó, simplemente asumió el impulso del 15- M en una organización tan triste como Podemos y el IBEX 35 sacó a pasear al perro dándole a un partido que nadie conocía un impulso a nivel nacional que hizo que se lo creyeran mucho. Era lo mismo pero distinto: cuatro partidos en vez de dos, emparejados con la perfección de un sistema político polarizado. Las “primaveras árabes” llevaron al fundamentalismo islámico y de ahí a la guerra y a cientos de miles de refugiados que Europa se esfuerza por mantener fuera de sus fronteras a la vez que intenta convencer de que aquella “Libertad, Igualdad y Fraternidad” sigue vigente. El miedo volvió con los atentados en Francia e Inglaterra y a todo el mundo se le hizo más complicado mantener sus posturas políticas. Internet se sale de control, su libertad totalmente descontrolada sirve para que las ideas radicales se implanten y se refuercen a través de cámaras de eco. Y esto era sólo la tragedia: ahora toca la farsa. 
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Santiago Abascal, lider de Vox
Descubrimos que la proclamada salida de la crisis no es tal y nos acordamos de sus peores años. Se nos viene otra y necesitamos un culpable. Europa, los moros o por qué no, ambos. Y volvemos al 15- M. El sistema no funciona bien, eso está claro, pero ya intentamos cambiarlo con sus propias reglas una vez y no funcionó, ¿por qué no establecer nuestras propias reglas? Probemos lo que había antes, quizá eso funcione. Es una huida hacia adelante hacia atrás. No tenemos más alternativa que movernos, así que movámonos a cuando todo esto no existía. Echemos a los negros, ellos tienen la culpa. Acabemos con la Unión Europea, ella tiene la culpa. Porque si ellos no tienen la culpa, quizá la tengamos nosotros y eso es inasumible. ¿Cómo van a tener los estados europeos (occidentales en general) la culpa? Ni que se hubieran dedicado a expandir sus intereses económicos por el mundo para el beneficio de unas pocas empresas. 
La farsa es la siguiente: ni el 15-M ni los populismos actuales atacan al culpable. Ni Podemos ni Vox, que comparten el lema de “Ni de izquierda ni de derecha, de abajo a por los de arriba”. Únicamente sirven como válvula de escape de un descontento social obvio y consecuencia de las políticas europeas. Podemos y Vox son esencialmente lo mismo: antisistemas dentro del sistema. Son, como mucho, reformistas. Pero el problema no se puede arreglar reformando el sistema, porque las guerras, las políticas económicas agresivas y desiguales, el occidente rico a costa del resto del mundo pobre y las crisis cíclicas son elementos definitorios e inherentes al sistema económico global, que se preocupa del beneficio y buen parecer de unos pocos que son los que realmente tienen poder económico para cambiar algo. A nadie le importan los pobres, ni a Podemos ni a Vox. Unos hacen como que les dan un altavoz, los otros les enfrentan a enemigos tangibles que realmente son consecuencia y no causa. 
La tragedia de creer que con los medios del sistema se puede cambiar este, la farsa de creer que los que dicen estar fuera del sistema realmente lo están. Al final queda poco más que reír y llorar con esta tragedia y esta farsa.

Disclaimer: No sé qué ritmo de publicación tendrá este blog, no sé siquiera si publicaré más entradas ni de qué temática tratarán, pero si quieres leerme hablando de este tipo de cosas y diciendo muchas tonterías, mi twitter es @ipazio_blog