El velo y la libertad religiosa

Hay temas que son controvertidos por su propia naturaleza, y porque es sencillo tanto para el que argumenta como para el que escucha los argumentos confundir estos con ideas nocivas. Uno de ellos es el uso del velo en el islam, que puede derivar rápidamente en una islamofobia y xenofobia derivadas del desconocimiento. Esto puede ocurrirme en las siguientes líneas, ya que no soy ni mucho menos un experto en el tema y todo lo que voy a decir viene de mi propia experiencia y visión externa del asunto. Además, es ahora un momento relativamente delicado para hablar del velo islámico (o sus variantes), ya que teniendo en cuenta lo que está pasando en Irán, con asesinatos de activistas que luchan por liberar a las mujeres de la imposición del velo, surgidos además a partir de la muerte a manos de la policía de la moral de una mujer kurda porque consideraron que no llevaba bien puesta esta prenda de ropa.

Y es que, evidentemente, el velo es tan solo una prenda de ropa, un cacho de tela que se usa para cubrir una parte del cuerpo. El problema que vemos desde occidente es que se usa para cubrir una parte del cuerpo que aquí consideramos inocua (el pelo) y que se está obligando a las mujeres a llevarlo, bien de forma institucional como en el ya mencionado Irán o bien de forma religiosa en muchos otros lugares. Por desgracia, y como suele ocurrir, este relativismo cultural no es suficiente para formular un buen argumento a no ser que se parta de la base de que la cultura occidental es superior, lo cual es cuanto menos, cuestionable. Al fin y al cabo, existen otras culturas para las cuales partes que nosotros consideramos que se deben tapar no son un tabú y en nuestra cultura parecen prendas de ropa que son de obligado uso de forma institucional (hace poco ha surgido la noticia de un hombre que iba desnudo a su juicio por ser nudista).

¿Con todo esto quiero decir que las mujeres a las que obligan a llevar velo deberían obedecer? Ni mucho menos. Estoy completamente a favor de que se lo quiten y luchen por poder quitárselo y las apoyo con todo mi corazón. Pero también estoy a favor de que aquellas que quieran llevarlo no lo hagan. Esto no es por una cuestión de seguridad, como argumenta mucha gente, a mí eso me da igual. Es cuestión de lo que entendemos por libertad. Y yo entiendo que llevar velo en ningún caso puede ser una decisión libre y que las mujeres que dicen llevarlo libremente lo hacen de verdad en muchos casos, pero por haber sido adoctrinadas para ello desde que eran niñas. Y es que creo que en temas religiosos, al menos en lo que se refiere a religiones institucionalizadas, no existe algo que podamos llamar libertad. Esto se extiende a otras prendas de ropa eminentemente religiosas, como puede ser el turbante de los Sikh (por poner un ejemplo masculino). Y es que libertad religiosa es un oxímoron, una frase que se contradice a sí misma, pues las religiones se basan fundamentalmente en la imposición de modos de vida. Existe, generalmente, una justificación metafísica para ello, pero en el mundo material en el que vivimos, esto solo se traduce como una serie de normas que se deben cumplir para alcanzar el paraíso, tanto más cuando la expresión religiosa por antonomasia en nuestra época es la de la religión institucionalizada, que gana y mantiene el poder a través de la representación terrenal de un supuesto poder espiritual.

Quizá en un mundo en el que cada cual pudiera elegir y expresar su identidad religiosa sin ningún tipo de presión externa me parecería bien que esa expresión se hiciera mediante formas de vestir o de comportarse, pero estamos muy alejados de ese mundo y aunque no queramos aceptarlo en muchos casos, la religión sigue siendo una fuerza dominante en muchos países, incluidos aquellos que se consideran a sí mismos laicos.