Me he equivocado, tengo que admitirlo. Hace poco publiqué
una entrada llamada Ursula K. LeGuin y quedarse a medias en la que “suavemente”
me metía con la escritora porque la mayor parte de sus novelas se quedan a
mitad de camino entre la ternura que parece querer darlas y la necesidad que
parece tener de introducir perspectivas y temáticas revolucionarias o
contestatarias. Resulta que no es un choque de principios e intenciones, como
yo creía, si no algo completamente razonado y voluntario. He tenido la suerte
de encontrar un texto de LeGuin que no es una novela, es un ensayo corto en el
que habla de cómo intenta construir sus novelas.
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Si la puse en la otra entrada, tengo que ponerla en esta |
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Parte de la famosa escena de 2001 |
¿Y qué es la teoría del héroe? Pues, según LeGuin, la forma
patriarcal de contar historias, que aunque no lo dice explícitamente, queda
bastante claro. Según la teoría del héroe, eran los hombres, cazadores, los que
en los muchos ratos de ocio contaban sus hazañas para el resto de la tribu,
hazañas de caza y aventura en las que el que narraba se convertía en la figura
principal. El héroe. Se sabe que realmente la recolección y el forrajeo eran
formas mucho más importantes de conseguir comida para nuestros antepasados,
pero, como dice la escritora, no es tan interesante contar cómo te has pasado
dos horas metiendo raíces en una canasta como contar que has matado a un mamut
mientras otros miembros de la tribu luchaban a brazo partido contra su madre. Y
de ahí surge, a lo largo de los años, la narrativa del héroe, que se ha trasladado
hasta la ficción moderna
LeGuin busca con sus propias novelas rebelarse contra esta
narrativa, escribiendo sobre lugares, civilizaciones y personas, pero nunca
héroes. El foco no está nunca en la persona, ni siquiera aunque esta sea el
protagonista, sino en todo caso en las diferencias que nota entre sí mismo y
todo lo demás, en un planeta extraño o con gente que vive en situaciones muy
distintas. Lo que yo interpreté como ternura y rebeldía es en realidad ternura,
porque LeGuin ama a los desposeídos, y rebeldía, porque a LeGuin todo lo que
sea opresión le gusta, pero no están enfrentadas entre sí como yo creía, sino
que buscan una armonía común y sobre todo, buscan construir algo alejado de las
narrativas tradicionales de novela. Quizá esa insistencia que tuve en la otra
entrada sobre que pese a criticar su forma de escribir se debería leer a LeGuin
porque realmente sus novelas son buenas se deba a que está todo pensado para
ser así aposta y no sin querer. Desde luego ayuda que la escritora tenga un
texto explicando su proceso creativo para entender dicho proceso creativo.
Escribo por tanto esta entrada para admitir que me he
equivocado y explicar el por qué creo que estaba equivocado, y ya de paso
recomiendo de nuevo leer los libros de LeGuin, en especial su ciencia ficción,
porque son cojonudos.