Úrsula K. LeGuin y quedarse a medias

Cuando yo empecé a leer a Úrsula K. LeGuin no sabía qué
esperarme. Había oído hablar de sus libros desde varias perspectivas y sabía
que para muchos es una de las escritoras más importantes del siglo veinte.
También sabía que era una reconocida anarquista que había escrito mucho sobre
formas de organización no autoritarias y había hecho análisis desde una
perspectiva anarquista de varias cosas. Por supuesto empecé por su novela más
famosa Los Desposeídos, de la que ya
hablé en esta entrada y que me sorprendió por la absoluta falta de sutileza de
su mensaje. No me esperaba que una novela considerada obra maestra fuera tan
abiertamente anarquista ni que fuera tan abiertamente crítica con el anarquismo
a la vez. Por supuesto me enamoré y quise seguir leyendo las obras de LeGuin. Y
ya que había empezado por su ciencia ficción, seguí por ahí, leyendo El Mundo de Rocannon, y El Nombre del Mundo es Bosque y perdí un
poco el interés. Antes de nada decir que estas dos últimas no son ni mucho
menos malas novelas, es más, yo diría que están bastante arriba en la lista de
novelas que me he leído en mi vida, pero habiendo empezado por Los Desposeídos,
eran un estilo tan radicalmente diferente que me echaba un poco para atrás.
Abandoné entonces la idea de leer la saga de fantasía de LeGuin, Terramar,
porque tenía muchas más cosas que leer y me esperaba algo parecido. Esto
ocurrió hace más de dos años y únicamente ahora he empezado a leer Terramar. Por
el momento he leído dos de las seis novelas de la saga y como me esperaba,
tiene el mismo problema que Rocannon o el Bosque, y ese problema es el tono.

Libros: Adiós a Ursula K. Le Guin, la revolucionaria de la ciencia ficción
La autora en cuestión

Vaya por delante que las novelas me están gustando y que el
mundo que ha creado LeGuin es bastante interesante, es la forma en la que se
presenta lo que no acaba de convencerme. LeGuin era una revolucionaria
convencida y además de eso era un escritora revolucionaria convencida y como
tal quería que sus ideas se plasmasen en sus obras. Con eso no hay ningún
problema y de hecho me parece que funciona de forma magistral en el tono más
crudo y directo de Los Desposeídos, pero funciona mucho peor cuando el tono que
se le quiere dar es más sutil y mullido. Quizá porque, al menos según el
prólogo de la edición que yo tengo, LeGuin proyectó Terramar como una saga de
novela adolescente no se atrevió a darle ese enfoque directo o quizá es que
simplemente le apeteciese escribir algo menos duro, pero los escritores, como
el resto de personas, arrastran los mismos vicios en todo lo que hacen y la LeGuin
propagandista lucha contra la LeGuin novelista en cada página de Terramar. El
resultado es una tensión subyacente que hace que leer la novela sea una
experiencia algo extraña, como si faltara algo. Y puede hacerse una novela con
un tono más infantil, más tierno incluso y meter algo de crítica política de
fondo. Momo, de Michael Ende, es un ejemplo maravilloso de esto. Tiene el tono
de un cuento infantil y el contenido no sufre por ello, es más, se ve
reforzado. Los hombres grises roban el tiempo y los niños no pueden jugar. Momo
es tierno, pero no es sutil, y creo que es donde LeGuin comete su error. Pensar
que por querer tener un tono más suave no se puede introducir tu mensaje de
forma que encaje es un error, independientemente de cuál sea tu mensaje.

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Momo y la tortuga

Con esto no quiero que ningún posible lector se aleje de
LeGuin porque de verdad que sus novelas merecen la pena, únicamente quería
reseñar lo que en mi opinión es un fallo de las mismas, pero que no hace ni de
lejos que dejen de ser perfectamente disfrutables e incluso literatura de
calidad. De hecho también tengo que decir que son bastante cortitas y escritas
con un ritmo tranquilo, lo que te permite seguirlas sin dificultades. Son muy
recomendables a partir de una edad en la que puedas elegir sin problemas los
libros que quieres leer y de verdad que merecen la pena. Y si lo que quieres es
algo más directo, siempre puedes hacer como yo y enamorarte de Los Desposeídos.