Quien con Planetas lucha, cuida a su vez de no convertirse en escritor mediocre

Con esto de que le hayan dado el Planeta al sobrino del jefe que no es capaz ni de entender cómo funciona una impresora pero cobra más que tú, están surgiendo opiniones por todas partes para quejarse del señor y del libro que ha “escrito”, que al irse haciéndose públicos fragmentos del libro y al ahora haberse publicado el libro entero, no han hecho más que empeorar. Yo, habiendo leído unos pocos fragmentos y un par de sinopsis, puedo decir sin miedo a equivocarme que si lo intentase leer entero me parecería una putísima mierda y precisamente por eso no tengo ninguna intención de leerlo. Pero, y aquí está la miga, hay otras cuantas personas que lo tienen que leer aunque no tuvieran intención, porque es un premio Planeta y trabajan en algo relacionado con la literatura. Es probable que haya habido varias personas en la edición, corrección e incluso traducción que hayan tenido que trabajar en el texto contra su voluntad, y de lo que estoy seguro es que ha habido muchos críticos que lo han tenido que hacer.

Por curiosidad morbosa he leído algunas críticas del texto, hechas por profesionales o al menos por personas que publican en medios serios de tirada amplia. Las (muy pocas) positivas hacen malabares con el lenguaje para defender algo que parece completamente indefendible y acaban, como todas las críticas editoriales elogiosas, por no decir absolutamente nada. Las negativas dicen tienen mas chicha de la que tirar, pero parece que todas tiran de la misma: prosa aburrida y simple, trama estúpida y manida y una calidad general pésima. Y no dudo de que el libro tiene esos defectos, pero por mucho que se intente adornar con lenguaje rimbombante y palabras que llevan sin decirse unas cuantas décadas, esas críticas tienen exactamente el mismo problema que el libro que critican.

https://c0.klipartz.com/pngpicture/991/1012/gratis-png-cuadro-de-texto-de-area-cuadrada-blanca-marco-blanco-pizarra-blanca.png
Juan del Val

La fijación por unos cánones preestablecidos y no analizados críticamente lleva a repetir los mismos argumentos una y otra vez, igual que lleva a publicar las mismas historias una y otra vez con el mismo tipo de escritura. Lo comercial tiende a estandarizar todo lo que es posible estandarizar, porque minimiza el riesgo para las editoriales. La crítica que tira de ideas formales también produce los mismos textos una y otra vez, cambiando un poco el nivel de canallismo según el autor y el medio. Hay miedo a dar una opinión personal que no se apoye en una docena de libros de estilo narrativo porque entonces uno se expone a que le digan que se equivoca. Y sí, es probable que un texto sea una puta mierda y no cumpla con los consejos de Editor McEditorial para publicar libros buenos, pero eso no significa necesariamente que ambas cosas estén relacionadas. Y de entre todo esos consejos no hay uno que entienda menos que el de los putos adverbios, que además me sirve de ejemplo para ilustrar como consejos que hay que coger con pinzas se toman como verdades absolutas.

Se supone que grandes escritores como Stephen King o Gabriel García Márquez han dicho que los adverbios sobran en el texto y que es el contexto global el que tiene que dar esos matices para los que se usan los adverbios en el lenguaje común. Puede que sea un buen consejo si quieres escribir como King o Márquez, pero puede que no lo sea si quieres escribir como otros autores o incluso (sálveme el cielo) como tú mismo. En la crítica profesional se llega a unos niveles tan absurdos que me he encontrado que se critica a Juan del Mal por meter muchos adverbios en su prosa, incluso llegando a exponer el número: esta crítica comenta que tiene 219 adverbios acabados en -mente en 275 páginas (la crítica no menciona el nº de páginas). Este número, casualmente, es el que sale al hacer Ctrl+F con la palabra “mente” en un PDF del libro e incluye las veces que se usa la palabra por su cuenta y (como mínimo) el “expresamente” del mensaje legal de CEDRO al final del libro. Utilizando esta vara de medir, encontramos que la muy excelente novela La verdad sobre el caso Savolta, de Eduardo Mendoza (al que han dado el Princesa de Asturias de las Letras este año) debe ser horrible, porque tiene 409 resultados en 322 páginas, lo que significa que usa “mente” casi media vez más por página que Juan Fatal.

https://mundoeducarte.es/wp-content/uploads/2024/01/descarga-gratuita-de-imagenes-de-cuadros-blancos.jpg
La crítica profesional

Según lo veo yo, esto no es más que agarrarse a un clavo ardiendo numérico para justificar una postura que de otra manera requeriría pensar y exponerse. No se puede construir una crítica solo de sacar frases absurdas de contexto y no explicar cuál es el personaje que las dice. En ese caso, nos quedaría que “Milana bonita” es una frase escrita por un escritorzuelo que no es capaz de distinguir un pájaro de otro en su propio libro y nos sería muy difícil explicar cómo se ha convertido en una consigna utilizada políticamente y una de las frases más recordadas de la historia del cine español.De todas maneras, no se puede esperar mucho de alguien que habla de gotelé narrativo.

A lo que voy es a que por mucho que se quieran empeñar, la historia de la literatura nos muestra claramente que no existe una forma correcta de narrar una historia. Juan Satán probablemente no sea un buen escritor y su novela probablemente sea una cosa sin sustancia ni alma, porque las que ganan el Planeta son así, pero si se quiere hacer una crítica de ello, por lo menos habría que intentar no caer en las mismas faltas de las que nos estamos quejando. Si la grandísima mayoría de los géneros escritos son una cosa completamente personal, la crítica no se salva. Hay mucho de la persona en cómo se escribe el texto, evidentemente, pero también hay mucho de la persona en elegir qué cosas se critican. Y aunque seas capaz de utilizar palabras que la última vez que fueron dichas por una persona normal estaba Franco en el colegio y trates de usted a tus lectores, si la sustancia de tu crítica es tan superficial, no va a quedar en el recuerdo. Es posible que te lea mucha gente, no lo niego, pero poco después de leer lo que has escrito nadie se acordará de lo que has dicho, porque hay otros miles diciendo lo mismo y de la misma manera. No será fácil recomendar tu texto, porque lo que dices lo podría decir cualquiera y la forma de la que lo dices la podrían usar la mayoría. Y dentro de unos años, nadie se acordará de nada de lo que hayas hecho. Y tú no te has llevado un millón de euros por ello.

Creative Commons License
Except where otherwise noted, the content by Khë is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike 4.0 International License.