Mangione: magnicidio y pena de muerte

El 4 de diciembre de 2024 alguien disparó en mitad de la calle al CEO de una compañía aseguradora de salud estadounidense. Puede que fuera Luigi Mangione o puede que no, hasta que la sentencia sea firme y probablemente hasta después no lo sepamos realmente. Lo que sí sabemos es que las reacciones al evento no son lo que cabe esperar cuando a alguien le disparan a plena luz del día. Esta vez, entre la consternación y la condena esperables de nuestras políticamente correctas sociedades, ha habido mucha más felicidad y celebración.

Ha muerto un hombre y la alegría se ha notado en todo el mundo. ¿Por qué? Porque el muerto es CEO de una empresa aseguradora de salud, que por todo el mundo se las conoce como instituciones que mercadean con la muerte, la enfermedad y los sistemas de salud públicos, sanguijuelas de la peor calaña que aprovechan la necesidad más básica de todas, la de supervivencia, para lucrarse. Ha sido, además, una aseguradora yanki, que pese a no quererlo y como residuo de su ingente exportación cultural se han situado en la cultura global como más ineficientes, extractivas, monopolistas y terribles que las de los demás países desarrollados, donde al menos se tienen que contener por la competencia que les hacen los sistemas de salud públicos. Han matado a un hombre y el mundo lo ha celebrado. ¿Por qué? Porque se lo merecía.

Luigi Mangione, como (presunto) autor de lo que según el DRAE se podría definir perfectamente como un magnicidio, se ha convertido así en una figura heroica que ha hecho lo que había que hacer, dispuesto a pagar el precio que conllevaba. Se lanzó una operación enorme (y carísima) para cazarle, se le detuvo, se le acusó de crímenes a nivel federal, incluyendo cargos de terrorismo y es probable que pase toda su vida en prisión si consigue esquivar la pena de muerte. Y sin embargo, se han recaudado cientos de miles de dólares para pagar su defensa y las fuerzas policiales se han tenido que poner en alerta máxima y desplegar equipos mucho mayores de lo razonable por el apoyo que ha recibido. Y aunque es cierto que EEUU (y por extensión todo occidente) tiene una larga tradición de mitificar gente que ha cometido actos que en otro contexto nos parecerían deleznables, hay una diferencia importante. Mangione (según lo que se sobreentiende de lo que ha salido a la luz) no ha asesinado como consecuencia de encontrarse en una situación completamente desesperada, ni porque la vida criminal en general le haya llevado a ello. Ha matado a una persona en concreto por unos motivos muy concretos que le han llevado a actuar por estar convencido de que debía morir. No es un mafioso con estilo, ni un forajido del Oeste, ni un atracador de bancos. Es juez, jurado y verdugo.

La coincidencia de nombre con el Luigi de Nintendo ha dado una buena cosecha de memes

 Yo soy una persona pasional a la que es completamente normal oír deseando la muerte en voz alta a cualquiera por cualquier gilipollez, y aunque la gran mayoría de la veces no deja de ser un exabrupto sin más, sí que estoy convencido de que se podría hacer mucho bien al mundo y a la humanidad matando a personas concretas. Mangione parece ser de la misma opinión. No creo, sin embargo, en la pena de muerte, pero no es por muerte, si no por pena.

El acto institucional de quitar una vida me parece, al menos si nos vamos a los sistemas políticos modernos, algo tan completa y absurdamente hipócrita que soy incapaz de entender siquiera los argumentos a su favor. En la misma línea me parece la cadena perpetua, por cierto. Y ya sin entrar en una contradicción cuya cabalgadura deslomaría al putísimo John Wayne, lo cierto es que defender la pena de muerte institucional es dispararse a uno mismo (nunca mejor dicho) en un pie. Porque las instituciones modernas tienen como uno de sus pilares la rotación del poder, es decir, que (en teoría) el control sobre estas debe cambiar periódicamente, y no por mantener el control durante mucho tiempo significa que las propias reglas y lógicas internas de la institución no contemplen en sí mismas el cambio de poder. Y más aún, si la soberanía reside en el pueblo, como sostiene la teoría política liberal y, entre otros, el Artículo 1 de la Constitución Española, ¿no son acaso los criminales también parte de ese pueblo soberano? ¿Es la utilización de los recursos públicos para matar a individuos pertenecientes a ese público algo lógico? ¿No se basa la legitimidad de los sistemas políticos actuales en una suerte de acuerdo en el que la administración se compromete a permitir toda libertad mientras no se atente contra otros?

En el caso de Mangione y los magnicidios de forma más general, hay una diferencia a mi modo de ver muy notable: son cosa de individuos aislados, generalmente, o de pequeños grupos en los que cada uno tiene una motivación concreta para el acto. La pena de muerte requiere el trabajo conjunto de funcionarios cuyo interés en el asunto es o bien profesional o bien un problema para el correcto desempeño de sus labores. El magnicidio requiere intención, un plan más o menos desarrollado y algún arma. Es un acto eminentemente individual que responde a causas concretas, daños específicos a quien lo perpetra por parte de quien lo recibe.

Mataron a Kennedy y solo BillyBat lo intentó evitar…

La pregunta es, en el fondo, ¿está un individuo legitimado para matar a otro? Yo creo que ningún individuo concreto, bajo ninguna circunstancia, está legitimado para matar a otro individuo concreto, pero también creo que los actos que uno lleva a cabo directa o vicariamente pueden resultar en la legitimidad general social para tu muerte, de la que el individuo que la ejecuta no es si no una herramienta, pese a tener sus propias motivaciones personales para ello. Creo que hay gente que por sus actos merece morir e incluso merece que le maten, y viendo las reacciones a lo de Mangione, no estoy solo en esta opinión, y también creo que hay personas que han acumulado tanto poder y hecho tanto mal en el proceso que su muerte sería una ganancia inmediata para la humanidad en su conjunto.

La historia de los magnicidios es larga y con momentos determinantes para el curso de civilizaciones enteras. Si Julio César hubiera muerto de muerte natural, Kenedy no hubiera hecho esa cosa tan graciosa con la cabeza, Olof Palme hubiera llevado escolta, Cánovas del Castillo no la hubiese parado de pecho o Carrero no hubiese empezado su carrera de astronauta de forma artesanal, seguramente la historia del mundo no hubiera sido como ha sido. Puede que hubiera sido peor para quienes les tocó vivirla, quién sabe, pero creo que no es el caso la mayoría de las veces. La lista de personas importantes asesinadas es larga, pero citando al meme, igual sería buena idea ayudar a expandirla.

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