Blogeando la depresión V: la entrada sobre las estafas

Esta entrada va a ser un poco más rara que otras porque aunque toca el tema de la depresión en realidad no va sobre eso, sino sobre las consecuencias que puede tener estar en un estado depresivo para algunas cosas. Además es una especie de segunda parte que sigue a mi entrada sobre el despertar espiritual, ya que considero que ambos temas están muy relacionados. Hoy quiero hablar un poco de sectas, esquemas piramidales y demás engaños obvios en los que continuamente sigue cayendo la gente y por qué creo que una actitud depresiva ayuda mucho a quienes se dedican a montarlos. Antes de empezar quiero añadir que la idea de esta entrada viene de los muy magníficos vídeos que Tamayo hizo sobre las estafas piramidales de trading y está haciendo sobre teorías conspiratorias y sus consecuencias.
Porque que hay mucha gente que entra en sectas, estafas piramidales y grupos de teorías de la conspiración que vistos desde fuera son obvios engaños está claro, pero yo dudo mucho que se deba a falta de inteligencia como los que tienden a creerse más listos que otros dicen. Lo cierto es que no hay mucha diferencia entre una secta y cualquier otra religión, entre una estafa piramidal y otro sistema de ganar dinero rápido y entre una teoría de la conspiración particularmente loca y el análisis sesudo de la política que se hace día a día. Y es que si los que caen en esas cosas son tontos no queda otra opción que pensar que el resto también lo somos y hemos tenido suerte de no encontrárnoslo. Y esa teoría no me convence demasiado, la verdad. No creo que sea cuestión de inteligencia, porque en la mayoría de los casos las cosas que se proponen son tan disparatadas que hasta niños de diez años deberían ser capaces de desmontarlas de tener la opción y el ánimo. Y esas dos palabras son las importantes, opción y ánimo. No quiero hablar demasiado de lo que significa opción porque es irse por unas ramas que ahora mismo no me interesa, pero un buen resumen es la expresión “agarrarse a un clavo ardiendo”. Cuando las otras opciones son mucho peores, escoges la que simplemente es mala.
Es en lo que se refiere a ánimo en lo que me quiero centrar, porque hace falta tener intención de profundizar ni que sea un poco para poder desmontar estas cosas, y cuando no tienes ánimo ni para salir de la cama pues puedes imaginarte el ánimo que se tiene para otras cosas. Y hoy en día con el acceso a todo el conocimiento del mundo sin tener que esforzarse demasiado es muy fácil caer en algo como esto. A mí me dio por el true crime las semanas que estuve sin salir de la cama y la profundidad a la que llegué me asusta hoy en día. Era una forma de estar a algo que no era la miseria que sentía por dentro, y nunca me planteé siquiera si era algo lógico, sano o si me hacía bien, mucho menos si lo que me contaban era verdad o no, porque ni tenía fuerzas para hacerlo ni interés en saber si era verdad o no. Para mí era una forma de evasión y nada más. Esto duró dos o tres semanas de continuo, y la cantidad de información que absorbí sobre asesinos en serie podría asustar a muchos, porque además la falta de atención me hacía volver a los mismos casos una y otra y otra vez, repitiendo vídeos y lecturas que ya había consumido. El acceso a una información controlada (aunque sea por uno mismo) es una de las técnicas más efectivas de lavado de cerebro que existen. Si no comparas o no tienes con qué comparar hasta lo más estrafalario acaba pareciendo verdadero simplemente porque no hay otra cosa. Añadamos a eso la intención de un tercero que quiere que te hundas lo más profundo posible en el pozo de su degeneración particular y que te anima o al menos te facilita el acceso a esa información sesgada e intenta desmontar, muchas veces mediante técnicas de abuso psicológico, cualquier posible crítica que puedas tener a todo el asunto y ya tenemos una receta perfecta.
Con todo esto no quiero decir que las personas que caen en una secta o una estafa piramidal estén necesariamente deprimidas, de hecho opino que agarrarse a un clavo ardiendo en un motivo de más peso para la mayoría, es al revés, quiero decir que las personas deprimidas tienen que tener cuidado con no caer en estas cosas porque son (somos) objetivos muy golosos para esta gente. Aprovecharse de la gente que se encuentra en situaciones penosas ha sido una constante a lo largo de la historia para todo tipo de proselitistas, convencidos o no de su propio mensaje pero con mucho que ganar de aumentar sus cifras de seguidores. Y si el tratamiento de la salud mental ya está bastante dejado de lado en general, las consecuencias económicas y sociales que esta pueda tener ni se hablan. Es una triste realidad que en general cada persona tiene de apoyo lo que le ha tocado en suerte porque los sistemas públicos de salud mental están tan poco desarrollados que prácticamente pueden ignorarse, y no hablemos ya de los servicios públicos de protección frente al adoctrinamiento, que se contentan con existir nominalmente en el sistema educativo y no tienen ninguna intención de ir más allá. Frente a esto no nos tenemos más que los unos a los otros y tenemos que intentar ayudarnos lo mejor posible, porque la alternativa es una vida de atención continua frente al engaño, una vida que nos cansa y nos agota hasta que caemos en la desesperación o en la mala suerte y nos metemos en algo que desde fuera es absurdo.