Delibes y reirse de la muerte

Ayer fui al teatro a ver Señora de rojo sobre fondo gris. Puede
sonar como una obra indie o alternativa, pero es una adaptación de la novela de
Miguel Delibes del mismo nombre. Y aunque las comparaciones sean odiosas, creo
que en este caso compararla con Cinco
horas con Mario
, que casualmente es la última obra que he visto antes que
esta es ser bastante justos.
Comencemos por el principio.
Tanto Señora de rojo sobre fondo gris
como Cinco horas con Mario están producidas
por la misma compañía, Sabre Producciones y en la adaptación de su guión ha
participado José Sámano, siendo también director de la primera. Además, las dos
obras tienen un perfil muy similar, ya que ambas son monólogos de personajes
que han perdido a su cónyuge recientemente, interpretado el protagonista y
único personaje en el caso de Señora de
rojo
por José Sacristán y por Lola Herrera en el caso de Cinco horas. Ambos, actriz y actor,
hacen un papel magnífico, siendo además los personajes del mismo escritor y
hasta pareciéndose en la edad los intérpretes. Ambas obras son espectáculos que
merece la pena ver y que aún están en cartel en algunas ciudades, así que si
podéis, id a verlos. Pero, ¿por qué quiero resaltar tanto lo muy parecidas que
son las dos producciones? Por un sencillo motivo, y es que cuentan con una
diferencia que las hace muy distintas.
Ambas obras tratan la muerte
repentina de un personaje que aparece tan sólo como mención, nunca aparece
realmente en escena (al menos vivo). Pero no la tratan de la misma forma. Cinco horas con Mario es una de las
novelas más célebres de Delibes y la adaptación le hace justicia. Tiene un
componente humorístico muy grande, dentro del marco de la tragedia del marido
muerto, logra sacar unas cuantas carcajadas al público con recuerdos de la vida
que parecían lo más importante del mundo pero resultan ser totalmente banales
una vez en la caja de pino. Señora de
rojo sobre fondo gris
, aunque si tiene momentos humorísticos tiene un tono
en general mucho más grave y serio, y es algo lógico si entiendes el contexto
tras esta segunda obra. Delibes (a cuya memoria y la de su mujer, Ángeles de
Castro dedicó el actor los merecidos aplausos) escribió Señora de rojo, en la que un pintor deja de estar inspirado por la
repentina enfermedad y muerte de su mujer, como una novela autobiográfica, pues
a él le ocurrió lo mismo.
Cinco horas con Mario es una novela escrita desde fuera, que trata
la muerte de un personaje completamente ficticio y de la que nos permitimos
reinos, mientras que Señora de rojo sobre
fondo gris
trata la muerte desde dentro y es por tanto algo mucho más
serio. Y para nosotros, que en realidad somos observadores externos en ambos
casos, la diferencia está en la risa, en el humor de la obra. En Cinco horas con Mario Delibes se ría de
lo estúpida que resulta la vida de una persona una vez enfrentada a la muerte, se
permite reírse no sólo de lo banal sino de lo importante, porque ya da igual
qué le preocupara a Mario porque está muerto y en realidad nunca lo conocimos.
Pero Delibes sí que conoció a la Señora de rojo, porque aunque no se llamase
así era Ángeles de Castro, su mujer, por la que debía sentir un amor envidiable
y de la que no se permite reírse. La vida de la Señora de rojo no es estúpida,
al contrario que la de Mario, porque su recuerdo en la vida del autor hace que
no lo sea, es decir, no es estúpida porque sí que la conoció. Y eso se nota
mucho en la forma de tratar a los personajes.
Yo no quiero dármelas de biógrafo
de Delibes ni mucho menos, todo lo aquí expuesto sale del empirismo más puro y
de la lectura de un par de artículos en internet, pero como observador externo
casi puedo decir que, aunque ambas son grandes obras, Cinco horas con Mario es mucho más atractiva. Y yo creo que es
porque el planteamiento nos permite acercarnos más a lo que quería el autor.
Leer o escuchar sobre la banalidad de la vida de un personaje que ni hemos
conocido ni el autor ha conocido nos pone a ambos en el mismo plano, uno vierte
en él y otro recoge, pero hacerlo sobre quién uno ha conocido y el otro no, nos
desequilibra. La experiencia del autor y la del lector/espectador es tan
radicalmente distinta que no podemos más que intentar acercarla a nosotros
identificando en el la Señora de rojo a algún ser cercano que pasase por un
proceso parecido, pues la obra nos empuja a ello. Mientras tanto, en Cinco horas nos podemos reír con el
autor, porque no nos está empujando a conocer al muerto más que en algunos
pellizcos de su vida.
Dicho todo esto, recordar que
cualquiera de las dos obras merece mucho la pena de ver, y que ambos actores
son capaces de mantenerte más de una hora escuchándoles hablar en solitario, lo
cual creo que merece un reconocimiento especial. Dejo aquí el enlace a la página de la productora, tanto de Señora de rojo sobre fondo gris como a Cinco horas con Mario.
Disclaimer: No sé qué ritmo de publicación tendrá este blog, no sé siquiera si publicaré más entradas ni de qué temática tratarán, pero si quieres leerme hablando de este tipo de cosas y diciendo muchas tonterías, mi twitter es @ipazio_blog