En tiempos de peste, prohibido escupir a los gatos.

“En tiempos de peste, prohibido escupir a los gatos.” 

Así de certero, cínico y escueto escribe Tarrou, el personaje de La Peste, en su diario personal, tras ver como un pobre anciano cuya diversión era mojar a los felinos callejeros con su saliva tras atraerlos con unos trocitos de papel no puede hacerlo pues los pobres animales se han declarado portadores de la enfermedad y están siendo exterminados a tiros por las calles de Orán. La verdad es que hacía tiempo que no traía nada de Camus, uno de los tres escritores fetiche de este blog (junto a Saramago y Delibes), desde Diciembre, concretamente. Y es que Camus siempre es capaz de levantarte el ánimo en los momentos duros, al menos conmigo lo consigue. 
La Peste se desarrolla en la ciudad argelina de Orán, una ciudad descrita como cualquier otra, quizá con un poco más de polvo y un clima algo distinto, pero como cualquier otra. Evidentemente describe el proceso por el que pasa toda la ciudad durante un brote de peste y leído en estos tiempos describe, salvando las distancias, la reacción humana ante una situación de tamaña magnitud. Primero el desconcierto, la incredulidad, la ignorancia deliberada de que hay algo mal. Después el miedo, el acaparar, el querer escapar aun sabiendo que se pone en riesgo a las personas del lugar de destino. Siguen a esto las primeras respuestas coordinadas desde las instituciones y también la respuesta de los que sufren en sí mismos el problema y quieren ayudar porque realmente no tienen alternativa. La aceptación de que tiene que pasar. La desnaturalización del proceso. Y el final, esperado y poco creíble una vez que llega. A través de sus páginas se ve un escalofriante paralelismo con lo que ha ocurrido estas últimas semanas en el mundo y especialmente en España, de nuevo, salvando las distancias entre una pandemia global con una baja tasa de mortalidad y una peste localizada y que mata a prácticamente todos los infectados. 
Fotograma de la adaptación cinematográfica de La Peste, dirigida por Luis Puenzo
¿Y por qué leer a Camus durante este tiempo? ¿Por qué leer sobre una peste en medio de otra peste (de nuevo salvando las distancias)? Pues uno de los motivos es porque es una muy buena novela, muy recomendable incluso cuando estás haciendo vida normal. Y otro de los motivos y el que principalmente lo separa del resto de muy buenas novelas que se pueden leer es la esperanza. Porque Camus escribe en cada hoja de La Peste palabras de esperanza, esperanza frente a la situación actual y frente al mundo en general. Porque cuando esto pase deberemos seguir viviendo, quizá como hasta ahora, quizá no, pero vivos. Y no se pueden vivir tiempos duros sin esperanza. Camus consigue, o al menos así lo interpreto yo, dar esperanza a la condición humana, peste mediante, a través de pequeños actos. Y sí, existen los contrabandistas que se hacen de oro vendiendo productos necesarios a personas desesperadas, y los que pese a ser un peligro intentan abandonar la ciudad por puro egoísmo. Sí, existen, en la novela y en el mundo real existe la gente así. Pero también existen los médicos que se dejan los cuernos para intentar que el problema sea el menor posible (y también enfermeros y muchas otras ocupaciones vitales), y existen quienes organizan a la gente normal, gente de la calle para ayudarse unos a otros, para que los que tienen problemas puedan solucionarlos o al menos paliarlos. Existen, sí. Y existen optimistas incondicionales que pueden ver lo bueno de la peste, y existen los que con contar garbanzos todos los días son felices y los que buscan y rebuscan en el diccionario hasta encontrar la palabra perfecta para que la primera frase de esa novela que están escribiendo sea tan perfecta que todos tengan que reconocer que es una obra maestra. Todas esas personas existen también y ahí reside nuestra esperanza. 
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Cajas con ayuda médica china destinada a Italia
Un faro de esperanza es lo que hace falta para resistir. El futuro completamente negro llama aún menos que el presente completamente negro. Necesitamos esa luz, por pequeña que sea, por completamente irreal que sepamos que es para seguir avanzando. La Peste es una novela llena a rebosar de la filosofía de Camus, que nos pide vivir la vida todo lo alegre que sea posible aun sabiendo lo absurda y carente de sentido que es y puede llegar a ser. La Peste es una novela que habla de cómo la gente unida, ayudándose entre sí y trabajando juntos es capaz de pasar hasta el peor de los tragos, remando contra las circunstancias e incluso contra la gente que no quiere o no puede buscar lo mejor para todos. La Peste es la mejor novela para leer durante una peste (o la versión de marca blanca que estamos viviendo) porque nos enseña cómo vivir durante la peste y después de ella también. Y es que la situación actual es rara, muy rara. Cuando hace no mucho escribí en el blog sobre como el principio de la década parecía estar amenazando con el fin del mundo cada dos días no esperaba repercusiones tan rápidas y contundentes. Estamos viviendo una situación rara que ni los gobiernos que hacen las normas ni la gente que las acatamos sabemos cómo vivir. Improvisar una tragedia puede hacerse muy cuesta arriba para muchos y ya por las redes sociales han aparecido cientos de proyectos para hacer más llevadera esta cuarentena que nos hemos impuesto voluntariamente y que de momento es lo más molesto que nos ha pasado a la mayoría. Y yo, desde este altavoz para cuatro gatos que es mi blog he querido aportar mi grano de arena recomendando, ahora ya de forma directa, La Peste, de Camus. Porque realmente pocas cosas hay mejores que hacer durante estas dos semanas que nos quedan por delante que leer. Sobre todo porque en tiempos de peste está prohibido escupir a los gatos. 
Dejo a continuación el enlace a la biblioteca de los compas de RebeldeMule para quien quiera hacerse con la novela y el resto de la bibliografía de Camus:
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