Durante estos últimos días se ha estado hablando mucho de la eutanasia, su legalización, cómo habría que considerarla legalmente y demás a raíz del caso de la muerte de María José Carrasco con ayuda de su marido Ángel Hernández. Es un caso sobre el que se ha dicho todo lo que se tenía que decir y que (irónicamente) ha acabado en un juzgado de Violencia de Género en aplicación de la LIVG. Yo ni soy jurista ni tengo intención de opinar sobre las implicaciones legales y creo que los medios de comunicación se han ocupado de hablar suficiente sobre los particulares del caso, por lo que me propongo dar una visión más general.
En primer lugar y para dejarlo claro: estoy a favor de la eutanasia y de la muerte digna, especialmente en casos sin remedio como el que ha hecho saltar la polémica, pero también creo que es posible llegar a cansarse de vivir aun estando bien física y mentalmente y siempre que sea una decisión propia y meditada, apoyo el que se quiera acabar con la propia vida si esta no quiere ser vivida. El problema en este país (y en otros) por el que no se plantea un debate de «cómo» sino un debate de «sí o no» es como diría Nietzsche, la moral cristiana. Desde pequeños nos han metido en vena las opiniones de los curas, están en cualquier parte de nuestra sociedad, y entre ellas está la de que «la vida es sagrada», por lo que una oposición frontal a la eutanasia es esperable desde los sectores conservadores que toman esas ideas como dogma, pero también desde otros sectores que simplemente no se han planteado de dónde vienen esas ideas. Este es un debate que de no ser por ideas religiosas se dirigiría a los límites y no a la legitimidad de la propuesta, y desde aquí declaro mi rechazo absoluto a estas ideas de lo sagrado de la vida y reclamo la autoridad moral para cada uno de decidir en cuanto estima la vida propia y ajena. Dejando a un lado apreciaciones sobre el valor de la vida, hay, en mi opinión, dos interrogantes especialmente complicados: ¿cómo determinamos que alguien quiere morir por estar cansado de vivir y no por otro tipo de razones (económicas, por ejemplo)? Y ¿hasta qué punto se puede convertir la eutanasia en un negocio?
Para la primera pregunta no hay una respuesta clara y si queremos habilitar la eutanasia a casos en los que el paciente no presente dificultades físicas graves, probablemente habría que investigar a fondo su vida para encontrar otras posibles razones que le lleven a quitarse la vida. Esto, probablemente, requeriría un tiempo y unos recursos que no sé si la Seguridad Social estaría dispuesta a invertir, por lo que dudo seriamente que de aquí a los próximos años lleguemos a ver una ley que permita morir sin una causa física justificada. En cambio sí veo realmente posible una ley de eutanasia para casos como el de María José Carrasco de aquí a no mucho si el PSOE gana las elecciones y consigue mayoría absoluta con Podemos y algún otro partido. Esta ley, por otra parte, podría convertirse en una forma encubierta de ahorrar dinero a las arcas públicas y sabemos perfectamente que por mucho que los partidos de derecha se mantengan en sus moralinas católicas durante la campaña si esta ley se aprueba, se aprovecharán exactamente igual que los partidos de izquierdas si se pueden ahorrar un par de millones de euros matando a un par de miles de viejos. Esto, que la verdad parece una conspiración, es un tema de debate intenso en el Parlamento portugués, que como les va bien y les gobierna una coalición de izquierda, no aparecen en las noticias. El tuitero Profe Rojo ha hecho un resumen bastante decente de las posturas del PCP (Partido Comunista Portugués), que me parecen un análisis bastante bueno y que paso a comentar.
1. Cuando hace meses, en el Parlamento portugués se votó la eutanasia y el Partido Comunista Portugués votó en contra al no ver claro la ley que se estaba proponiendo, que dejaba un resquicio a una eutanasia como forma de ahorrar en operaciones costosas para ancianos pobres…— AlOtroladoDelMuro #HandsOffVenezuela (@_ju1_) 8 de abril de 2019
El principal argumento que esgrime el PCP es que la eutanasia se puede convertir en una opción para ahorrar tratamientos muy caros y que tienen pocas posibilidades de funcionar, pero que las tienen. Si la alternativa está entre seguir sufriendo unos meses sin posibilidades de éxito o morir rápido y sin dolor a los poco días, quizá muchas personas se decidan por lo primero, ya que así planteado parece casi una decisión obvia. Pero no debemos engañarnos, eso es una falacia. Siempre existe la posibilidad de comenzar el tratamiento y si resulta que no funciona recurrir entonces a la eutanasia. El PCP no rechazó la ley por consideraciones morales impropias de la actividad política, sino por considerarla demasiado laxa y una puerta abierta a que el estado se ahorre dinero ofreciendo la muerte a los que no pueden pagarse tratamientos privados caros. La eutanasia en casos de enfermedad terminal para que le queden años de investigación en el tratamiento sí la aceptan. Tenemos que tener cuidado, la política rara vez es lo que aparenta y los medios de comunicación tienen una influencia decisiva.
Recuerdo que en su día con el asesinato de Gabriel Cruz unos pedían la prisión permanente revisable (que por cierto ya existe en España gracias a la Ley Mordaza y al PP) y otros decían que no hay que legislar en caliente. En este caso parece al revés, unos diciendo que no hay que legislar en caliente y otros pidiendo la eutanasia ya. Yo creo que la política debería ser lo más racional posible, por lo que no habría que legislar en caliente nunca. Las leyes no pueden hacerse en base al sufrimiento de unos pocos individuos. Seguramente necesitemos una ley de eutanasia, pero no necesitamos una que se haga deprisa y corriendo porque queda bien para la campaña electoral y para decir que el gobierno hace lo que promete cuando salgan elegidos. Morir dignamente debería ser un derecho humano, si es que eso significa algo, pero morir dignamente cuando cada cual lo elija y sin ningún tipo de presión externa. Yo no tengo intención de morir para ahorrar dinero al estado, porque creo que es el colmo de la socialdemocracia y creo que podemos esperar al menos un par de años por una Ley de Eutanasia hecha con calma, porque bien pensado en realidad no existe ninguna ley capaz de evitar que nos tiremos por una ventana.
Disclaimer: No sé qué ritmo de publicación tendrá este blog, no sé siquiera si publicaré más entradas ni de qué temática tratarán, pero si quieres leerme hablando de este tipo de cosas y diciendo muchas tonterías, mi twitter es @ipazio_blog