Follar está sobrevalorado

Dicen que pocas cosas dan tanto gusto siendo tan baratas, pero lo cierto es que follar no es tan interesante como todo el mundo parece dispuesto a asegurar. Aunque como para todo, para follar también hay opiniones muy diversas, porque no creo que opine lo mismo sobre ello una monja que Amarna Miller o el Papa que Nacho Vidal. A unos les gusta mucho, una mayoría lo ve cada vez más como algo positivo, liberador y que debe dejarse de tabúes y a otros pocos no les gusta nada por diferentes motivos. Dentro de estos últimos están los que no les gusta por motivos religiosos, los que no les gusta porque físicamente es algo molesto, los que no les gusta porque simplemente están hechos así (la gente asexual existe) y a los que no disgustándonos especialmente, sentimos que no merece la pena. Y si hay una opinión controvertida que estoy dispuesto a defender hasta la tumba es esta, incluso por encima de la opinión de que Los Simpson no han variado tanto en calidad con los años.
Y es que queramos o no nos meten el follar por donde pueden (irónicamente). Nuestra sociedad está obsesionada con el sexo y claro, si te pegan tan fuerte con una idea, pues al final acabas comprándola aunque no quieras. Cuesta resistirse. Porque pruebas de que el sexo es el pilar fundamental de nuestra civilización del consumo hay muchas, basta con mirar los anuncios de la televisión durante cinco minutos, pero sin duda la prueba más dolorosamente clara es la existencia de los incels. Para quien no viva en internet igual el término es algo oscuro, pero significa involuntary celibates o célibes involuntarios. Este movimiento que se dedica a hacer mucho ruido a base de decir gilipolleces y que tiene en su raíces una misoginia considerable también está formado por hombres heterosexuales que consideran que tener sexo es un derecho humano (la parte de la obsesión con follar) y que las mujeres son las culpables de todos sus males por no acceder a tenerlo con ellos (la parte de la misoginia). A esta gente no se le puede ni mencionar el concepto de la masturbación porque consideran que se aleja mucho del sexo con otra persona, tanto que no es siquiera algo que se pueda hacer como sustitutivo. Al igual que con sus planteamientos para la vida, en esto también se equivocan.
Las empresas de cerveza le dan fuerte a lo de la publicidad sexual

Masturbarse es un placer, al menos en la mayoría de los casos y una forma maravillosamente simple de desfogar la libido. Y en términos económico-sociales, requiere una inversión mínima que suele consistir en cerrar la puerta. Comparándolo con el proceso de conocer y convencer a otra persona, otra voluntad con sus propios intereses e intenciones de que intercambiéis fluidos es bastante poco, y las sensaciones físicas en lo que es la parte externa de tu aparato reproductor vienen a ser las mismas. Aunque sí es cierto que cuando se hace con otra persona hay una cierta intimidad, conexión o como quieras llamarlo que puede ser valiosa en sí misma, sea con tu novia de hace diez años o con el maromo que acabas de conocer en una discoteca. Y es que esa es la diferencia principal que hay entre las dos actividades: una se juega solo y la otra es de dobles. Pero también es verdad que esa misma intimidad, conexión o como quieras llamarlo puedes conseguirla sin el engorro de tener que buscar o esperar que busquen follar contigo a cambio, y que de empezar a instaurar relaciones sociales basadas en la intimidad, conexión o como quieras llamarlo sin la necesidad de follar mientras tanto puede que empecemos a descubrir un mundo nuevo, mundo que hasta ahora estaba oculto detrás de la necesidad de meterla en caliente que permea todas esas relaciones sociales. Y no quiero hablar de capitalismo y como ha convertido nuestras relaciones sociales en una mercancía más que necesitamos comprar a cambio de un estatus social falso o a cambio de alcanzar nuestros absurdos y prefabricados sueños, pero no hay duda de que el sexo vende muchísimo y que dedicarse a repartirlo por todas partes como un aspersor publicitario es una estrategia válida. Porque no olvidemos que tanto la prostitución como la pornografía se encuentran consistentemente en el ranking de las industrias que más dinero mueven a nivel global, junto con superestrellas como las drogas, las armas o el petróleo.

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Puede que suene extraño y hasta algo morboso, pero deberíamos empezar a plantear el follar y todo el mundo que existe a su alrededor igual que planteamos el resto de actividades que hacemos. Despojado de tabúes y gilipolleces mágicas basadas en tonterías, debemos empezar a plantearnos follar como nos planteamos comprar: ¿es algo que realmente quiero hacer o he visto tantos anuncios que no puedo imaginarme siquiera no hacerlo? ¿Quiero realmente follar o con tener un rato de intimidad, conexión o como quieras llamarlo es suficiente? ¿Puede arreglármelas por mi cuenta? Y que quede claro que yo no tengo nada en contra de follar, que al menos es mucho más ecológico que comprar compulsivamente y ayuda a hacer ejercicio. Mientras sea consensuado que cada quien folle con quien le apetezca, pero que piense bien si realmente quiere follar. Pero es que no hay ningún motivo para que follar, que es una actividad humana normal y corriente a la que a base de siglos de hacer el tonto hemos rodeado de un misticismo digno únicamente de la muerte, no se vea afectada por todo lo que tenemos alrededor. Existe la libido y existen las atracciones sexuales, sí, no hay ninguna duda a este respecto, pero igual se nos ha ido un poco de las manos todo el asunto, construyendo a su alrededor una gigantesca red de productos que se sirven del follar para venderse y de productos cuyo objetivo es ayudar a hacer interesante el follar, como parte central de la experiencia humana (especialmente de la juventud).

Lo que las ganas de follar le hacen a algunos…

¿Es follar una actividad central de la vida? Viendo como algunos animales se dedican a conseguirlo incluso arriesgando su propio pellejo (porque ya me dirás de que le sirve a un pájaro ser rojo fosforito si no es para follar) podría decirse que sí, pero con ese argumento olvidamos una cosa: follar no es lo mismo que reproducirse. Pocos animales follan por placer, quizá los considerados más inteligentes como delfines y chimpancés, pero el resto lo hacen exclusivamente para mantener su cadena genética viva otra generación. Y la última vez que lo comprobé, ninguno de esos animales inteligentes que follan por placer había construido una complejísima y gigantesca estructura social que les permitiera tener acceso a cientos de forma de entretenimiento y placer más allá del sexo, así que tampoco compro demasiado eso de que lo hagan por placer. Por aburrimiento quizá. Lo que está claro es que con la cantidad de alternativas que tenemos nosotros disponibles, quien sea puede pasarse la vida entera sin follar y no aburrirse demasiado, incluso podríamos dejar todos de follar hoy mismo y tener asegurada la supervivencia de la especie mediante la ciencia. Respondiendo a la pregunta que comienza el párrafo, sí, follar es una actividad central de la vida, pero lo es porque hemos decidido convertirla en una y lo vemos como la forma normal de organizarse. Tenemos alternativas suficientes para dejar de convertir al sexo en una de las cosas centrales de la vida, igual que tenemos alternativas suficientes para dejar de convertir otras cosas en centrales, como el ganar dinero o el tener amigos por internet, solo hay que empezar a planteárselo.