El mundo de Warhammer Fantasy es uno al que yo le tengo mucho cariño, pese a todo. Y dentro de este, la saga de Las Aventuras de Gotrek y Felix es mi favorita y la de mucha gente, por lo que tengo entendido. Pese a esto, no tengo problemas en admitir que a nivel literario (como todo lo que hace GW, la empresa que lleva el juego en el que están basadas) deja bastante que desear, aunque también es cierto que no intenta ser otra cosa. Es literatura industrial, encargada por una empresa que gana dinero con otras para hacer que su mundo parezca más vivo para los que somos suficientemente frikis como para necesitar esa parte de las cosas que consumimos.
Siendo algo que está más cerca del merchandising que de la literatura y habiendo pasado por varias manos (el creador original fue William King, pero todos los derechos le pertenecen a GW y cuando este no quiso seguir simplemente se lo dieron a otro escritor), no debería haber mucho que rascar en cuanto a los personajes. Y como les pasa a todos los personajes que desarrollan historias del estilo, en realidad tienen una par de características equivalentes al transfondo de un personaje de rol y luego les pasan cosas a las que reaccionan sobre las que los siguientes escritores construyen para justificar las nuevas situaciones en las que aparecen. Son clichés con patas que se relacionan tangencialmente con la historia principal.

En el caso de Gotrek Y Felix, que son los dos protagonistas de su saga (qué inesperado), han tenido 20 años de historia y 15 libros principales en los que explorarla y, al menos, cuatro escritores principales. Con un curriculum como ese, la necesidad ha hecho que se establezcan en los personajes una serie de características que les hacen ser quien son. Y si bien los personajes secundarios son prácticamente solo estas características, porque ni tienen tiempo ni importancia suficiente como para otra cosa, los protagonistas tiene al menos el lujo de tener motivaciones que les llevan a ser lo que son.
Felix es el hijo de un comerciante rico que cuando era universitario se metió en círculos políticos radicales por joder un poco a su padre y en mitad de una borrachera y creyéndose el próximo gran poeta de su país jura seguir a Gotrek en su misión por suicidarse de forma espectacular y dejar constancia en un poema épico de cómo lo va a conseguir. Es inteligente y culto y espabila bastante rápido una vez abandona su cómoda vida burguesa. Se enamora de cualquier personaje femenino con nombre, que suelen ser intereses románticos que acaban mal y repite mucho que no quiere ser un héroe. Como la narración es desde su monólogo interno, sabemos que realmente no tiene ni idea de qué está haciendo y lo que quiere y lo que tiene que hacer no suele coincidir.
Gotrek es un enano típico de fantasía (el punto fuerte de la historia de Warhammer no es precisamente la originalidad), antiguo ingeniero que cometió un crimen que solo puede pagarse con su vida, por lo que hizo un juramento solemne de dedicarse a buscar el ser más grande y malvado que hubiese en el mundo y morir intentando matarle. Es terco, pragmático, tiene una larga lista de agravios, tiene un altísimo sentido del honor y demás. Ah, y encontró un hacha capaz de alterar el destino del universo y lleva 20 años enfrentándose contra todo lo malvado que hay en el mundo y nunca ha muerto ni perdido una pelea. Esto incluye matar seres capaces de arrasar ciudades enteras sin ayuda y enfrentarse a ejércitos enteros él solo. Si no conoces el mundo de Warhammer, es difícil entender lo absurdo de su historia, pero si lo conoces, basta decir que se ha enfrentado y vencido a un Devorador de Almas, un Elegido del Caos y ha asustado lo suficiente a seguidores de Khorne como para que no quieran pelear con él. Y pese a todo, ha mostrado momentos de verdadera camaradería y amistad e, incluso, de ternura. Era una fuerza de la naturaleza, un ciclón de destrucción que se encuentra entre todo lo malo que pasa en el mundo y que se tira de cabeza a darle hachazos a todo, pero en los momentos de descanso, es un hombre inteligente, que se preocupa por los que tiene alrededor (al menos por sus amigos) y que aunque no quiera admitirlo, entiende la forma de ver el mundo de otros, los problemas que pueden tener e intenta solucionarlos lo mejor que puede. Y luego llega el Fin de los Tiempos.

Con un nombre como ese, no es complicado explicar qué es lo que le pasa al mundo de Warhammer en ese evento. Todos los países y civilizaciones “buenas” son destruidas por el malo principal en una invasión global que dura unos cuantos años. Y Gotrek está medio de todo eso, dando hachazos y experimentando las mayores barbaridades que he leído experimentar a un personaje de ficción. Y va, poco a poco, dejando de ser él mismo. Porque aunque siempre (en la historia) ha buscado su muerte y se ha quejado amargamente de que no le llegaba, pero está viviendo el apocalipsis, está viendo las mayores naciones del mundo desaparecer, ciudades enteras arrasadas y todos sus habitantes muertos. Y él sigue vivo. Y es un luchador tan efectivo que los pocos supervivientes que quedan le ven como un héroe y como un líder, recordándole en todo momento que no está consiguiendo lo único que quiere. Y entonces queda solo la amargura. Ya no hay nada de la persona, que sí, era un tipo arisco, agresivo y sin miedo a provocar una pelea, pero también era alguien que se preocupaba por sus amigos y su honor. El mundo de Warhammer siempre ha sido oscuro. Ha habido desde siempre al menos tres amenazas continuas a la existencia y la lucha y la guerra es algo constante. No ha habido nunca esperanza del futuro porque el enemigo contra el que se lucha siempre ha podido seguir atacando por toda la eternidad hasta conseguir vencer. Y aun así Gotrek representaba una lucha continua contra todo lo que está mal y, más aun, la posibilidad de ganar.
En las novelas situadas en el Fin de los Tiempos ya no es así. La forma de hablar, de comportarse, las cosas que hace. Nada de todo eso transmite ya el mensaje de esperanza que transmitía antes. Ya es solo cansancio y reconocimiento de que se está condenado. Y eso es exactamente lo que se busca. En un mundo que es opresivo en sí mismo, hay que acabar con toda la esperanza si se quiere hacer un evento especialmente opresivo. Y el mal gana en este evento, así que no hay nada que se pueda hacer desde el lado del bien.
Así, el personaje principal (que no el narrador) contribuye en una medida enorme a establecer un tono que es difícil de establecer sin quedar mucho en evidencia. Que tus personajes digan que ya no queda esperanza todo el rato no transmite realmente eso. Transmite que lo quieres transmitir, pero no lo transmite en sí mismo. Sin embargo, que haya personajes que mantienen la esperanza pese a todo pero que veas a tu protagonista, a tu fuerza imparable de la naturaleza actuar como jamás lo había hecho porque estos nuevos tiempos lo requieren o, simplemente, porque está demasiado cansado y amargado para actuar de cualquier otra manera, transmite la gravedad de la situación.
Reconozco que no me esperaba ver un uso de los personajes (del personaje más bien) tan bueno en una saga como esta, siendo lo que es, pero me ha gustado y me apetecía hablar de ello, aunque es verdad que es probable que si no conoces a los personajes o has leído al menos un par de las novelas, es probable que no te hayas enterado de nada de lo que va esta entrada. Mala suerte para ti.