A poco menos de un año de aquel ataque de Hamás que sirvió de excusa a Israel para recrudecer de forma brutal su “intervención” en Palestina, especialmente en Gaza, el nivel de barbaridad ha llegado a un punto en el que ya no es posible ponerse de lado. Todo lo que hemos visto en estos doce meses ha hecho que no hacer nada ya no sea una posición política legítima. Desde las instituciones se han querido dar pasos, por ejemplo con el reconocimiento de Palestina como estado a finales de Mayo, pero no han sido pasos más que calculados a nivel de publicidad.
Hubo un movimiento estudiantil bastante potente que, a base de acampadas, hizo presión para que las universidades rompieran contratos con Israel y sus filiales nacido en EEUU que se implantó aquí en España en muchos puntos distintos. Ha habido incontables protestas, manifestaciones, performance y demás a favor de una Palestina libre o a favor de que pare el genocidio. Hoy, 27 de Septiembre de 2024, en España, la CGT y los movimientos estudiantiles han convocado una huelga general con intención de hacer presión para que el gobierno haga algo a nivel internacional.
Y sin embargo, los dos sindicatos mayoritarios, UGT y CCOO, no solo no han apoyado la huelga, si no que no han hecho siquiera mención a esta.
Y sin embargo, el nuevo socio de gobierno del PSOE, SUMAR, ha ladrado mucho al respecto pero no se ha atrevido a morder nada.
Y sin embargo, la policía persigue sistemáticamente a quienes intentan mostrar símbolos de Palestina en actos públicos manifiestamente en contra de los derechos de libre expresión y asociación que se recogen en su tan querida constitución,
Y sin embargo, el gobierno de España le dió más de mil millones de euros a Israel o sus empresas DESPUÉS de asegurar que no había contratos con ellos.
Y sin embargo, la UE no ha hecho nada a nivel diplomático ni desde el inicio del recrudecimiento, ni desde que empezaron a llegar imágenes que no sería demasiado complicado catalogar de crímenes de guerra y ni siquiera desde que los organismos judiciales internacionales han fallado en contra de la “intervención” del estado de Israel en Gaza.
Y sin embargo seguimos formando parte de la mayor alianza militar de la historia, formada contra un enemigo que no existe desde hace 30 años y que sigue la batuta yankee aumentando el gasto militar con la excusa del lobo ruso, manteniendo bases militares de una superpotencia que apoya a Israel en su genocidio en nuestro territorio gracias a un dictador militar que dió un golpe de estado y convirtió las cunetas en cementerios.
Y sin embargo, las imágenes de niños mutilados y muertos siguen llegando diariamente a nuestras pantallas.
Y sin embargo, sabemos que Israel ha destruido todas las universidades de Gaza y sus registros centrales, borrando legalmente de la existencia a decenas de miles de personas.
Y sin embargo, nos llegan historias como la del padre que fue a registrar a sus mellizos recién nacidos y al volver del registro se encontró a su mujer y sus hijos muertos por una bomba israelí.
Y sin embargo, nos llegan historias como la del palestino con síndrome de down que no podía más que decirle “habibi” a los perros que los soldados israelíes le azuzaban encima hasta destrozarle.
¿Qué coño podemos hacer por Palestina? Protestar y agitar está muy bien y es lo que nos queda a la gran mayoría, pero el poder político y económico puede ignorarnos sin ninguna consecuencia, como viene demostrando desde hace tanto tiempo. Al final la pasta y dónde meterla es la que dirige el discurso social y algo tiene que ser flagrantemente terrible, incluso más que un jodido genocidio, para que suficiente gente se ponga de acuerdo como para conseguir algo.
No sé qué podemos hacer. Reconozco que me siento muy derrotado y superado por esta situación. A mediados del siglo pasado ocurrió algo que, por motivos evidentes, es una situación similar. El Holocausto ha sido estudiado hasta la saciedad y de lo que sacamos de allí ha quedado claro que la posición de la sociedad israelí es fundamental para que su estado pueda hacer esto, pero también es fundamental para que se crezcan tanto que las potencias mundiales den el visto bueno o al menos no tomen partido real.
La historia nos juzgará y no creo que sea una locura pensar que cuando la máquina propagandística que apoya esta “intervención” caiga, todos vamos a quedar mal por no haber hecho algo. Porque es cierto que hubo alemanes que se enfrentaron a los nazis, igual que hubo británicos que pidieron a Chamberlain que hiciera algo que de verdad sirviese para parar al pintor austriaco, pero lo cierto es que nadie se acuerda de ellos.
Yo podré decir que hice huelga, que fui a manifestaciones, que escribí en mi blog y redes sociales protestando, pero ¿será suficiente para pasar el juicio de las generaciones futuras? He podido hacer todo lo que he hecho, pero ¿he hecho todo lo que he podido hacer?