El nuevo año y la nueva década (digan lo que digan los matemáticos o la RAE) ha entrado con una fuerza poco sospechada: la posibilidad de una tercera guerra mundial, ahora con armas nucleares. El asesinato de Soleimani por el gobierno de los EEUU ha hecho que las tensiones en oriente medio (que lleva siendo una zona de tensiones la mitad de la historia de la humanidad) escalen de nuevo hasta cotas ya peligrosas. Irán ha respondido y EEUU ha respondido a las respuestas y en general ambos países se encuentran en zafarrancho de combate. Algo tiene que tener preparado Irán para atreverse a enfrentarse de forma tan abierta a la mayor potencia bélica de la historia. Quizá considere que sus reservas de crudo y gas le darán suficientes aliados, quizá tengan alguna maravilla de la tecnología bélica escondida en alguna parte, quizá tengan la típica fe ciega de las teocracias o quizá crean que pueden conseguir el tiempo suficiente para acabar de desarrollar la bomba atómica, si es que no lo han hecho ya. Yo no lo sé y probablemente nadie fuera de Irán lo sepa, pero lo que parece es que están dispuestos a medirse al gigante americano.
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| Soliemani, quien con su «muerte» ha iniciado todo el jaleo |
¿Y todo esto por qué? Bueno, hay muchos motivos y la tensión entre los dos países lleva un tiempo en aumento constante, pero fue Trump el que decidió unilateralmente que el asesinato de Soleimani era la ruta a seguir,
como cuentan algunos medios. ¿Y por qué decidió esto Trump? Según sus declaraciones oficiales por miedo a una guerra y a los ataques que Irán estuviese preparando, según sus detractores porque es un loco que no piensa en las consecuencias de sus actos y que ha pulsado el botón por el mero hecho de poder hacerlo. Otros, entre los que me incluyo, preferimos pensar en la vía pragmática y tener en cuenta que dentro de poco hay elecciones en EEUU y que Trump se enfrenta a un impeachment, que probablemente no valga para nada, pero que dañará su imagen. Necesitaba un golpe de efecto que diera fuerza a su próxima candidatura tras todas las polémicas de su primer mandato y lo ha conseguido. Un enemigo externo bien definido siempre es útil para la política interna, y no olvidemos que EEUU tiene una fijación especial por buscarse enemigos en medio oriente, al menos durante los últimos veinte o treinta años. De modo que considerar el asesinato de Soleimani como un acto político, casi de campaña (que no niego que pudiera haber otros motivos, como una preocupación real por lo que podría hacer ese hombre), no es algo descabellado.
¿Y por qué? Pues porque la oposición a Trump se ha lanzado a utilizar el ataque como un arma política también. Tratan de poner a Trump de loco, de asesino y de endiosado y sobre todo (y aquí va lo importante) de cargarle a él las culpas a título personal, con el evidente interés de conseguir rédito político. Un ejemplo de esto es el escritor Stephen King, claramente contrario a Trump y que ha escrito esto en su cuenta de Twitter:
La culpa es de Trump, dicen, pero ¿es cierto? No lo creo. Y no hace falta irse muy lejos a buscar ejemplos: Obama, el predecesor de Trump en el despacho oval y ganador del premio Nobel de la Paz
bombardeó 7 países distintos en menos de 6 años sin ninguna guerra declarada. Trump ha apretado el botón, eso no se puede negar, pero el problema no es que apriete el botón, el problema es que esté en disposición de apretarlo. El problema no son los Trumps del mundo (que también), el problema es el sistema que permite a un país como EEUU intervenir bélicamente por todo el mundo sin consecuencias. EEUU tiene el ejército más grande y moderno del mundo, con un poder bélico muy por encima del siguiente en la lista, y lo está utilizando sin ningún miramiento. Todas las instituciones internacionales miran para otro lado cuando EEUU hace algo que no debe porque o bien es una parte fundamental dentro de dichas instituciones o bien estas no son capaces de imponerse al país.
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| Los líderes de Irán (izquierda) y EEUU (derecha) |
Criticar a Trump y sus actos es algo legítimo y con sentido, pero no criticar además el sistema que ha puesto en el poder a Trump es de una hipocresía venenosa. No vale de nada que en vez de un rubio con aspecto de loco el que bombardee sea un negro con buenos modales o una mujer latina. A los inocentes a los que les caen las bombas encima no les importa y al resto del mundo no debería importarle tampoco. Y por supuesto esto no es feudo exclusivo de EEUU, Irán (en este caso) se merece el mismo tratamiento y la UE, China, Rusia y cada país que se te ocurra, EEUU es sólo el ejemplo más sangrante de que el ascenso al poder militar, económico y político está totalmente descontrolado y que normalmente es lo peor de lo peor lo que llega a alcanzarlo. No hay guerra justa, porque todas las luchan quienes no quieren. No nos dejemos engañar. Si Trump y Jameini se quieren matar entre ellos a navajazos, que se maten, pero que nos dejen a los demás en paz.