Leer a Kafka contra su voluntad

Franz Kafka es uno de los escritores más importantes del siglo pasado y probablemente lo sea de toda la historia. Y sin embargo, sus novelas, El Proceso y El Castillo, consideradas ambas obras maestras no se publicaron en vida. Cuando Kafka murió no había querido o podido finalizar ninguna de las dos y tenía una importante convicción de que ninguna de las dos debería llegar al público. Confió a sus amigos los textos que había escrito con una abierta intención de que se destruyeran tras su fallecimiento. Y Max Brod, uno de sus amigos más cercanos, decidió no hacer caso a sus últimas voluntades y publicarlo todo, incluyendo algunos pequeños cambios y ordenando muchos textos de forma algo arbitraria, cambiando profundamente la intención original de muchos de ellos. ¿Fué este acto una traición a un amigo o un regalo a la humanidad?

Max Brod y Franz Kafka.
Max Brod y Kafka

A toro pasado es evidente para muchos lectores que Kafka tenía algo especial, algo que no se encuentra en la mayoría de personas. Opinar sobre su prosa es difícil en mi posición (solo lo he leído traducido), pero su inventiva y capacidad de poner a sus personajes en situaciones completamente absurdas y ciertamente kafkianas y hacerles atravesarlas con una voluntad y con contradicciones siniestramente humanas. Es muy difícil hablar de él sin ponerlo al nivel de otros mastodontes de la literatura como Dostoievski.

Max Brod conocía personalmente a Kafka mucho más que cualquiera de los que han opinado sobre esto y también se conocía a sí mismo mucho más. Es algo muy bien documentado que Kafka tenía una personalidad relativamente autodestructiva y que no tenía nada buena opinión de sí mismo. Quizá todos en esa posición (y tras leer los textos) hubiéramos pensado que su genialidad no podía hacerse desaparecer del mundo por mucho que el creador de ella misma lo quisiera. Pero, evidentemente, eso no es todo. Las decisiones de las personas dependen en muy buena medida de las circunstancias en las que se dan. Y Kafka era judío. No demasiado practicante, pero relativamente inmerso en la cultura y con un árbol genealógico que lo demuestra. Y cuando Max Brod, también judío y sionista, se encontró con esos papeles dejados por Kafka, la atmósfera antisemita que había en europa parecía ir en aumento (y no solo lo parecía, a tenor de lo que pasó después es evidente que lo iba). La oportunidad de inscribir un nuevo autor judío en el salon de la fama de la literatura universal (cosa de la que Brod parecía estar convencido y que ocurrió) era demasiado golosa políticamente. Quizá lo suficientemente golosa como para cambiar la opinión de un amigo de toda la vida respecto a lo que alguien que ya no va a sufrir las consecuencias quería.

Yo, a toro pasado, me alegro enormemente de la decisión, porque algunos de los textos de Kafka están entre mis favoritos, pero con los avances tecnológicos que se están dando últimamente (las IA generativas, principalmente) cuesta no plantearse lo que pasará de aquí al futuro con el legado de todos los artistas que ha habido hasta la fecha. Y el ejemplo de Kafka me sirve para poner las cosas en perspectiva. No es exactamente lo mismo, porque de Kafka no se está generando nuevo material y las intenciones (suponemos) que eran buenas, pero aun así. Ahora que lo escribo lo cierto es que veo diferencias más notables. Principalmente que Brod, en el periodo de entreguerras no conoció el capitalismo salvaje que no respeta nada ni nadie. Y a mí me gusta preciarme de que no respeto a nada ni a nadie que no se lo haya ganado y no creo que los muertos sean especialmente respetables, pero lo mío es una posición moral, no una económica. Yo no busco con ello lucrarme. Las empresas creadoras de las IA y las que lo usan es evidente que sí quieren lucrarse.

Cara franz kafka vista frontal estilo ar fotografía imagen arte generado  por Ai | Foto Premium
Kafka hecho con IA que he robado vilmente

Creo que es una opinión extendida que con todo se puede comerciar y que si sabes cómo hacerlo puedes ganar dinero con cualquier cosa, independiente de lo inmoral que sea. Mi opinión es que aunque todo puede venderse, comprarlo todo es completamente absurdo. Hay que tener un límite moral o no, sobre qué comprar. Porque lo cierto es que cuando algo se hace con intención de ganar dinero no cuesta tanto darse cuenta. Y que intenten ganar dinero a mi costa me toca los cojones. Sin embargo, creo que lo que hizo Brod es lo correcto o al menos lo que hubiera hecho yo, incluso sin motivaciones políticas detrás. La obra, al fin y al cabo, no pertenece únicamente a su creador. Eco lo explica mucho mejor que yo en un libro considerablemente aburrido. El valor que se puede sacar de una obra tan excepcional como la de Kafka (y de otras menos excepcionales) es suficiente justificación para hacerla pública contra su voluntad, evidentemente cuando esto no tiene consecuencias hacia esa persona (porque está muerta).

Leer a Kafka, incluso contra su voluntad es igualmente reivindicarle. Kafka, como todos los artistas, escribía porque sentía que tenía algo importante que decir, algo lo suficientemente importante como para creer que cientos de desconocidos deberían conocer esa opinión, incluso cuando no se atreviese en vida ni incluso en el más allá. La propiedad intelectual (y la física) es una mentira creada con la intención de lucrarse. Y lo que opinase Kafka sobre sí mismo, sinceramente me da igual.