Los incels, o involuntary celibates (célibes involuntarios)
son un grupo de hombres que se organizan generalmente por internet y que han
desarrollado una cosmovisión profundamente misógina basada en el sexo como
necesidad biológica. Odian a las mujeres porque, según ellos, no les dan el
sexo que necesitan y merecen, de ahí el nombre que se han puesto. Esta es una
definición pequeña y superficial de lo que es una forma de ver el mundo mucho
más compleja y con muchas ramificaciones, que ha llegado en algunos casos hasta
el terrorismo. Recomiendo leer el libro de Proyecto Una: Leia, Rihanna y Trump
para entenderlo más en profundidad.
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Descripción del Urban Dictionary |
Pues bien, de esta gente se ha estado hablando por twitter
esta última semana. Y en realidad da igual que sean estos u otros, ya que
siempre que se habla de un grupo de gente en internet aparecen voces pidiendo
su exterminio. Cuando se habla de emigrantes aparecen los nazis, cuando se
habla de personas trans aparecen las terf, pero cuando se habla de grupos más
afines a la derecha, ahí aparecen los grupos de izquierda, que es lo que
realmente me asusta. Y es que no podemos olvidar que uno de los temas centrales
del humanismo, del que deriva la misma noción de los derechos humanos, es que
cualquier persona solo por el hecho de
serlo tiene valor intrínseco. No importa el mal que haya hecho o a cuanta
gente haya salvado, no importa nada más que el hecho de que es persona. Quede claro
que ni apoyo ni busco defender los actos ni la forma de pensar de aquellos que
se denominan a sí mismos incels y que de hecho me parecen personas repugnantes.
No obstante, creo que merecen el mismo respeto como seres humanos que son que buscamos para cualquier otro. Y lo
creo porque no considero que ni yo ni nadie tenga suficiente potestad para
decidir dónde está el límite de lo que se considera humano y porque a lo largo
de la historia quien se ha creído con potestad suficiente para marcar ese
límite lo ha usado para cometer barbaridades.
La izquierda debe de ir más allá del odio o el miedo
personal que se le tenga a diferentes grupos (miedos y odios justificados
totalmente en el caso de los incels) y pararse a pensar cuáles son los motivos
de la existencia de estos grupos y cómo se puede evitar que sigan creciendo.
Debemos entender que un individuo se conforma como parte de una sociedad y que
transformando la sociedad hace que se transformen los individuos que la forman.
No podemos quedarnos en el “ojalá se mueran todos”, primero porque es una forma
muy superficial de enfrentarse al problema y no lo va a solucionar; segundo,
porque como ya he dicho tenemos pruebas históricas de que esa forma de pensar
desemboca en cosas terribles y tercero porque aunque sea en un nivel de
propaganda, tenemos que alejarnos de los planteamientos de la derecha si
queremos forjar una identidad de izquierdas.
¿Significa eso que debemos respetar a los incels? No como
incels, sí como personas. ¿Merecen los incels derechos humanos? En la misma
medida que cualquier otro. ¿Estoy diciendo que las mujeres deben darle sexo a
los incels para que dejen de ser incels? Ni mucho menos, lo que estoy diciendo
es que debemos enfrentarnos a la raíz del problema: una sociedad obsesionada con
el sexo a través de la publicidad que hace que las personas que no tienen sexo
se sientan alienadas y separadas de los demás, así como la facilidad para la
radicalización que hay hoy en día a través de internet. Los incels, al fin y al
cabo, son un síntoma de algo más grande, no una enfermedad en sí misma. Son un
síntoma de una atomización individual que no nos permite forjar unos lazos de
apoyo en los que caer cuando el mundo se nos viene encima, sea porque no
sabemos hablar con las mujeres o porque nos han despedido del trabajo.