El otro día vi, después de mucho tiempo oyendo hablar de
ella, la película Cloverfield, que en nuestra querida España se tradujo como
Monstruoso. Estando producida por J.J. Abrams me esperaba algo bastante
decente, y la verdad es que no me decepcionó. Es bastante recomendable, pero no
quiero hablar de ella en concreto, sino de una decisión que hace que sea mucho
mejor de lo que podría haber sido: el metraje encontrado. Por si hace falta
clarificarlo, metraje encontrado es una técnica cinematográfica que consiste en
simular que la película que estás viendo se ha grabado cámara en mano y a pie
de calle por las personas que experimentan lo que ocurre y no por
profesionales. Es decir, hacer pasar una película por un vídeo casero. En el
caso concreto de Cloverfield, mezcla un ataque de un monstruo que no está muy
claro de dónde sale con el vídeo de una despedida de amigos y una boda.
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Cosas que se van encontrando en la evacuación |
¿Y qué es lo que ofrece el género de metraje encontrado
respecto a otros? La escala humana, ni más ni menos. Empiezas a ver acontecimientos
que (literalmente) solo salen en películas pero desde el punto de vista de una
persona normal, más menos lo que tú vivirías si te encontrases en esa
situación. Esto permite, si está bien hecho, una inmersión mucho más profunda y
en general que te creas más la historia. De hecho, una de las mayores películas
españolas de la historia en lo que a impacto internacional se refiere fue un
metraje encontrado, Rec, que trata sobre una infección pseudozombi en un
edificio en el que unos reporteros quedan encerrados al hacerse cuarentena de
la zona. El enfoque de vivirlo desde dentro del todo es lo que le dio ese
impacto, porque hasta entonces el género de zombis se había centrado más en el
gore y en lo épico que en lo que se siente estando dentro.
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El principio de REC es bastante famoso |
¿Es siempre adecuado el modelo de metraje encontrado? Pues
depende de lo que quieras contar y sobre todo, de lo que espere la audiencia.
Hace un tiempo, con las nuevas películas de Godzilla hubo muchas críticas
porque la primera, sin ser metraje encontrado, se centraba en la escala humana
del desastre y apenas salía el monstruo que le daba título. La audiencia quería
Godzilla dándose sopapos con otros monstruos, no cómo se sufría todo eso.
Cloverfield, sin embargo, al ser una película que iba por su cuenta pudo permitirse
centrarse en cómo se sufre y dejar los monstruos en segundo plano sin
problemas. Tienes que tener claro qué es lo que quieres contar para emplear el
metraje encontrado, pero cuando se puede adaptar bien a tu historia, es una
herramienta muy poderosa.
Y no puedo dejar esta entrada sin hablar de lo más
relevante: el terror. No es una locura afirmar que el terror es el género en el
que el metraje encontrado mejor funciona y que aunque solo sea de refilón,
todas las películas de metraje encontrado entran en el género del terror, al
menos todas las que yo he visto. Varias de las películas de terror más míticas
se han hecho con metraje encontrado, entre otras cosas porque es una forma muy
barata de hacer cine y permite a casi cualquiera con una cámara de vídeo y
ganas hacer una película. El proyecto de la Bruja de Blair, por ejemplo, o la
Paranormal Activity original, se hicieron así precisamente para reducir costes,
pero es que además le viene como anillo al dedo. Sin mostrar nada, solo dejando
intuir un mal (no requiere modelos o CGI caro) se puede crear una atmósfera
mucho más opresiva. Con trucos sencillos pero eficaces como dejar en el suelo
la cámara como que se hubiera caído o apuntar a las piernas de un personaje
mientras corre y se oyen pisadas siguiéndole se puede ahorrar a la vez que
conseguir un gran efecto. Eso sí, requiere actores buenos que sepan hacer
parecer que no están actuando, porque si no queda o algo que parece una parodia
o se pierde totalmente el efecto del metraje encontrado.
En resumen, que el metraje encontrado es una forma magnífica
de hacer películas y que ojalá se sigan haciendo muchas así.