Normalicemos la barbarie

Estos últimos días las redes han estado a tope con la noticia de que el submarino en el que cinco ricos iban a ver el pecio del Titanic se ha hundido. Ha habido muchos chistes al respecto, porque con estas cosas siempre hay chistes, lo que ha creado a su vez dos debates paralelos: uno sobre los límites del humor (este es cíclico, sobre todo en twitter) y otro sobre la importancia que se le da a esta tragedia. El primero de los debates es uno de esos que son interminables porque todas las partes enfrentadas tienen la sensación de estar en el lado correcto de la historia y realmente nadie quiere cambiar de opinión, y al segundo le pasa tres cuartas partes de lo mismo (porque al fin y al cabo es un debate en redes) pero con la superioridad moral multiplicada a la enésima, porque en él se habla de vidas humanas.
 
Submarino Titán: ¿por qué hizo implosión el vehículo, causando la muerte de  los tripulantes? | Marcausa
El submarino irónicamente llamado Titan

Por un lado tenemos a los defensores del humor negro haciendo chistes sobre la horrible muerte (que luego no parece haber sido tan horrible) que iban a sufrir los ocupantes del submarino y por otro a las personas quejándose de esos mismos chistes porque son de mal gusto. En este debate, yo voy con el humor negro, porque creo que la libertad de expresión no debe tener límites y porque me hacen gracia muchos de los chistes.

Es en el segundo debate donde veo yo la chicha, sin embargo. Aquí hay dos bandos: uno que defiende que hay mucha preocupación por la vida de estos millonarios pero poca por la vida de los migrantes que se juegan el cuello en las pateras (esto del submarino ha coincidido con una masacre en el Mediterráneo) y otro que defiende que debemos preocuparnos de los millonarios y no de los migrantes.

Estos dos debates se entremezclan porque los argumentos de uno sirven para las proposiciones del otro y viceversa. Que si no te rías de los inmigrantes, que si ríete de los ricos, que si eso no es humor, que si para que sea humor tiene que hacer gracia… Es un ciclo sin fin. Y estoy hasta los huevos, sinceramente.

 
Diez muertos asfixiados en la cubierta de una patera en el Mediterráneo
Migrantes siendo rescatados
Y es que si lo miramos desde una óptica de clase, las probabilidades que tiene cualquiera que lea esto de convertirse en un inmigrante son mucho mayores que las probabilidades de gastarse un cuarto de millón en visitar el Titanic. El debate sobre si debemos prestar más atención a los inmigrantes o a los tripulantes del submarino no es más que un velo para el verdadero debate: si las vidas de los ricos valen más que las de los pobres. Y, estando yo más cerca de ser pobre que de ser rico y por lo tanto colocándome en el bando que por lógica me corresponde, creo que es otro debate que los pobres vamos perdiendo. Y lo vamos perdiendo porque hemos normalizado la brutalidad.

¿Cuántos inmigrantes mueren al año al cruzar el Mediterráneo? ¿Cuántos murieron en la valla de Melilla? ¿Cuántos refugiados hay esperando en Turquía? La respuesta es que no importa, son muchos, tantos que nos cuesta comprender la magnitud de la tragedia. Tantos que siempre hay más cuando mueren unos cuantos. Tantos que son un arma política. Pero, ¿cuántos millonarios han muerto yendo al Titanic? Cinco. Los puedes contar con los dedos de una mano a no ser que te falte alguno. Es algo tan sumamente anecdótico que no lo hemos interiorizado. Es una situación nueva para todos. De los inmigrantes es posible decir que te alegras de su muerte o que no te importa, porque siempre hay más. Millonarios yendo al Titanic no hay más (de momento, espero que haya más y que les salga igual de bien el viaje).

 
Gráficos | Llegada irregular de migrantes a España en 2022
Datos de muertos registrados en el Mediterráneo

Ha llegado, pues, nuestro momento de normalizar una tragedia. Hemos perdido demasiadas veces el relato. No podemos permitir que algo como esto sea noticia mundial sin dar nuestra opinión al menos de que estamos en desacuerdo. Porque los que opinan sobre los inmigrantes lo hacen libremente, así que, ¿por qué no podemos nosotros opinar libremente sobre los millonarios del submarino?

Así que sí, yo, personalmente, me alegro de que haya pasado esto. Y no me alegro solo porque sea mala persona, que un poco también, sino además porque sé que un accidente como este tiene un impacto climático (para bien) mayor que cualquier cosa que yo sea capaz de hacer en mi vida, así que eso que nos llevamos. Y esto no es un chiste, ni pretendo que nadie se ría, simplemente pretendo que quede claro que si los que tengo en frente (ideológicamente) pueden alegrarse de la muerte de personas, yo también puedo.